Cuanto mucho más tiempo estuvo el vino en barrica, mayor fue la intensidad aromatizada de la madera. En concepto de gusto, el envejecimiento contribuye elegancia y volatilidad mientras que desaparece el amargor o la astringencia de los vinos mucho más jóvenes.
Varios entusiastas del vino aguardan que el vino sea el más destacable. Es una pregunta común. Tengo una botella de vino de 1964 en el hogar, ¿va a estar bien abrirla.
Como afirma la canción de Medicamento de Palo: «Él siente… ¿qué siente?». El origen, la pluralidad de uva, la agregue, su análisis, las condiciones de conservación, entre otros muchos.
La crianza del vino se efectúa en 2 etapas: en barrica y en botella
Esta primera etapa de la crianza en barrica pertence a las partes mucho más complicadas del desarrollo. En la sexta van a entrar en juego una pluralidad de causantes relacionados directamente con la calidad y especificaciones de la madera de las barricas: procedencia, edad, torrado, veta…
Y sucede que vino y madera están juntos en esta etapa como indivisibles. Pues uno hace al otro. La madera contribuye al vino taninos y valores aromatizados propios, que se funden de forma lenta con los taninos del vino.
A lo largo de este desarrollo, pequeñas proporciones de oxígeno ingresan al interior de la barrica, cambiando naturalmente la composición química de varios de los elementos del vino.
El sitio y la predisposición correctos para los barriles asimismo son vitales. Por esta razón, las barricas repletas y cerradas acostumbran a ponerse en ristras en una región excavada en el suelo, para garantizar una temperatura baja y incesante a lo largo de todo el año, tal como una humedad relativa del orden del 75%.
Los vinos tienen la posibilidad de mantenerse en barrica entre 6 y 18 meses, en dependencia de la crianza de los tintos, y unos 6 meses para blancos y rosados.
Tras la barrica, los vinos avejentan en nuestra botella, en este momento sin oxígeno, salvo pequeñas proporciones de gas que se filtran por medio de las celdas de corcho. Una vez embotellado, el vino descansa en botelleros subterráneos y apartados, a temperatura incesante donde no hay cambios bruscos de temperatura ni corrientes de aire.
Además de esto, las botellas descansan horizontalmente en una situación donde los corchos están siempre y en todo momento en contacto con el vino, tal es así que la cámara de aire está cerca del centro de la botella.
Un desarrollo que va a tener una duración de 18 a 32 meses.